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Lo caminado

La poca luz de Sol  que se fuga desde el horizonte  se filtra por diferentes hendiduras  y entra en la habitación como puntos perdidos. El vapor también se escabulle,  pero el origen esta vez  es un mate caliente  que espera sobre la mesa. El Filósofo nos enseña  que la vida está compuesta  de momentos felices,  pero no de épocas felices. Y entiendo que muchos compartan  el sentimiento de zozobra  ante un pasado tormentoso. Pero el hornero que construye  su casa frente a mi ventana no se enterara que lo rodea  gente que sufre por algo  que ya no se puede cambiar.

Sobre las derrotas

Es esquiva la suerte  para aquellos que no se preparan  y se enfrentan sin más al destino. Pero el sabor a hierro en la boca,  o el sudor derramado en vano  muchas veces son el abono de un nuevo florecer. Todos se quedan  con aquella caída  del veterano Napoleón  en Waterloo. Pero nadie recuerda  al joven que huyó  de su Córcega natal  tras caer en Cerdeña. ¿Quién adivinaría  en ese corso sin hogar  al futuro emperador de Francia? Que otros se queden con vivir de rodillas,  cuando entre la espada y la pared  siempre se puede elegir la espada.

Abismo

El sonido hueco del viento  en el acantilado,  la vista perdida en la espuma  lejana sobre las rocas. El sabor a sal en la boca  y la contemplación vacía  de una nada repleta. Sentir el abismo  mirando dentro de uno  en palabras del filósofo. Lejos alguien cuenta un chiste,  que suena igual  a una invitación susurrada,  a un amigo que te salva sin saberlo.

Sonidos que no se saben

El rocío de la mañana  se evapora sin remedio,  porque es su suerte  ante la presencia del Sol. Los pájaros no saben  que construyen su nido  sobre los vestigios de la vida  de algún hombre o mujer que fue. Una nube vaga solitaria  en el cielo despejado,  acompañada por alguna leve brisa  que la aleja de mí. Un nene juega con un perro  y me miran al pasar,  pero no se perturban por mi presencia. ¿Qué destino me espera  al llegar a la esquina?  ¿Tendré la posibilidad de decir algo?

Amuletos

Quizá sea una trampa de la que no pueda escapar, pero no puedo evitar seguir el camino de entrada. He visto a otros recorrer el mismo sendero y lamentarme por sus predecibles finales. Y hoy yo recorro esas piedras, casi arrastrando los pies, pero sin frenarme. En algú n punto fui Dédalo construyendo un laberinto imposible y sé que en algún momento seré Ícaro tan alto que mis alas se derretirán y caeré, pese a todo. ¿Qué o quién me estará esperando en el centro de mi laberinto? Llevaré siempre alguno de mis amuletos, esos talismanes que no me dejan olvidar quién soy, aunque todo lo demás se pierda.

Ventana

El verde hace mucho escapó de las copas de los árboles que no tienen pudor en mostrar su desnudez. En su insolencia y atrevimiento proyectan sombras perversas que terminan en cuchillos difusos y amenazantes, que se alargan con el día hasta que mueren. El cristal es una gélida advertencia de lo que espera del otro lado, un mundo con movimiento reducido. Una gota de café discurre por el costado de la taza, mañana será otro día.

El violinista

No voy a negar que en las noches de insomnio mi mente a veces se arrastra a vos. Te imagino en el umbral, al límite del abismo, contemplándolo. Quizá como dijo el filósofo, el abismo también te contemplaba a vos. Pero solo es una ilusión, porque hace años se cortaron las cuerdas del violín, que aún escucho. No puedo negar tampoco que en algún momento creí entender lo que pensaste esa última noche. Quizá ese día en la ruta, cuando con Mendé comprendimos que la vida era una farsa y que no existía el ayer o el mañana. Aunque la verdad es que no y posiblemente busque entenderte hasta mi último suspiro.