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Mostrando entradas de julio, 2011

Amnesia

Yo que pensé que no iba a olvidarte nunca, ahora no recuerdo por qué te olvidé. Quizá porque las lágrimas llegaron al mar y se perdieron en su vastedad infinita. Tal vez porque de todos los sueños que tuvimos, sólo se cumplió el de la despedida. Ahora nuestra compleja realidad es pretérita y tenemos en común un saludo, una sonrisa. Así se resume todo, cuando en unos años nos crucemos y luego de saludarte me pregunten por ti, seguramente diré `alguien que en algún momento amé`.

Extraña suerte

Es cierto, vivir no es sencillo. Día a día se nos somete a infatigables pruebas. Muchas veces culpamos a un ente superior, o al destino, o al desgraciado azar que parece dominar nuestras vidas. Con ese marco, la idea de acabar el juego se torna imprescindible, demasiado necesaria.  Ah, pero nos estamos olvidando de algunas cosas. Debajo de las rocas, hay insectos que encuentran una manera de vivir. En las profundidades del océano oscuro, extrañas criaturas desconocen lo que significa el sol, pero allí están. Incluso en las más lacrimosas elegías, se agradece tener algo que vale la pena añorar luego de perdido. Entonces, las cosas no pueden ser tan malas, si al cruzar la calle o al observar el interior de tus ojos, que son un abismo, nos encontramos con un motivo para sonreír. Es una rara suerte la que nos toca, incluso en el peor de los desiertos, un oasis nos puede esperar detrás de la siguiente duna

Paseo (casi nuevo libro)

Los primeros días de primavera siempre tienen en la memoria el gélido invierno que paso como un recuerdo inevitable. En un marco así, caminábamos con el sol en la espalda, para entibiar las palabras. Vos estabas jovial, como siempre, exhibiendo ante el mundo tus fortalezas y atributos. Yo iba cabizbajo y dubitativo, como siempre, prestando atención a cada frase, a cada movimiento, gesto, sonrisa, lágrima. Las plantas apenas se despertaban de su letargo, los insectos mantenían una actitud expectante. Entonces largaste con liviandad que tu corazón había encontrado un dueño. En ese momento, miraba vagamente el horizonte en el cual se veían las señales de la tormenta. La humedad cargaba la atmósfera. Pero algo te frenaba. Las posibilidades eran muchas, el fracaso estaba latente y en tu mente vivía una eterna sospecha, una sombra en tus ilusiones. Lo solucioné rápidamente, te dije que en vez de

Inalcanzable (libro nuevo)

No me inspiran las lágrimas de los ángeles te dije mientras llorabas e intentaba inútilmente consolarte. Mis palabras se escapaban de tus oídos que sostenían el eco de otra boca. Mientras mis manos cubrían tus hombros y mis ojos intentaban distraer los tuyos una secuencia que me era ajena se repetía hasta el hastío. No es raro que alguien se odie por no poder ser la luz o la sombra de un corazón que ama. Un deseo le pedí a mis estrellas y es que tu nombre estuviera para siempre grabado en ellas. Pero el mío,para vos, casi no existía más allá de la tibia amistad de mi palma calidad sobre tu rostro helado.

Visiones

La taza suda una gota de café, que lentamente y gracias a la gravedad alcanza la mesa. Un perro observa los autos, una señora se ríe estrepitosamente, una imagen me tortura en mi mente, hay un clip musical en el televisor. La Torre Eiffel, lejos pero cerca, se burla de mis planes y de las posibilidades. Hay una llave para cada puerta, una respuesta para cada pregunta, una solución para cada problema y un sueño para cada poeta. Lo complicado reside en encontrar la combinación correcta.

Des-ilusiones (Adelanto libro nuevo)

Me dijiste que mi visión del mundo era anticuada, que todavía vivía en algo que se perdió mucho antes de mi nacimiento. Yo te dije que era preferible vivir en mis fantasías a tener que afrontar la realidad que me proponían. Argumentaste que esperanzas nadie se hacía en esos días. Sin embargo, yo todavía confiaba en mis utopías. Tus desilusiones colisionaron con mis ilusiones y debimos separarnos para siempre, o me despediste para siempre, que es lo mismo. Ah, pero no me despediste totalmente. Una parte de mí siguió rondándote como en el principio. Uno de mis libros escondía tu nombre entre sus poemas y vos lo leías. Me veías a escondidas, siempre a la misma hora, siempre en el mismo canal. Pero tu orgullo era demasiado como para permitirte volver a admitirme. En mi caso, en particular, no me despediste por completo. En mi memoria todavía se guardaba el tacto de tus caricias y una i

Tormento (Adelanto libro nuevo)

He sido muchos hombres, pues mi arte consiste en crear, pero mi único lamento es no haber tenido ese nombre que hace que tus ojos brillen. Fui el río, y ese otro río que es el tiempo, porque somos todo y también nada. Desconocí los misterios de la muerte, como buen mortal. Busqué en el fondo de mis pensamientos un lugar y te soñé. Oh, sueño pesadilla, eras el paraíso pero yo no estaba en el.

Las eternas batallas

Es sabido que la vida se basa en las decisiones que se toman, siempre. Algunos avanzan, en la vanguardia y perecen valientemente cara a cara con el enemigo. Otros mantienen su posición y esperan una oportunidad mejor. Y están los que retroceden, a veces dejando detrás los amigos desprotegidos. También es posible que se cuente con una moneda u otro método azaroso para desligar el peso de elegir. Sin embargo, aunque Dios ayude en la tormenta, el marinero debe estar en el timón. Entonces la teoría se vuelve práctica y es necesario actuar. Un día comparas al mundo con una canción y le decís que de todos los compases ella es el más hermoso. Instintivamente decidís no apostar todo lo ganado y te retiras de la mesa. En el momento menos pensado tu mundo se derrumba, sin advertencias y es necesario abandonar todo lo que tenías y amabas. O te obligan a hacerlo. Ojalá a la hora de determi

Terminando

Los días, que discurren como agua de río, llegan a su final sin nada relevante para guardar. Las ocupaciones desbaratan las ideas y los deseos que proyectamos en el tiempo. Entonces sólo nos quedan esos momentos, por la noche, en vísperas del sueño, cuando recordamos aquellas flores de nuestro pasado. Un beso dulce bajo la lluvia que nos hizo sentir únicos e insuperables. La velada que anunciaba un fracaso rotundo y terminó en absoluta victoria. El último vestigio de magia ancestral que acompaña a cada persona. Esa rosa que cambiaste por un beso, el día menos pensado a la caída del sol. ¿En qué momento tu vida se convirtió en pretérito? La respuesta es muy sencilla y es el día que dejaste de vivirla. La solución, en cambio, te traerá nuevos problemas como todas las soluciones. Pero las grandes hazañas las han conseguido aquellos que aun retrocediendo avanzan.

Invierno ruso

El ejercito vencedor marcha con la cabeza en alto y exhibe su gloria con orgullo frente a los derrotados. La otra facción, se exilia, o se convierte en prisionero si al menos salvó su vida. Pero a veces, algún general decide no combatir, retirándose a sus cuarteles de inviernos esperando una mejor posición. También pasa cada día, a veces perdemos las pequeñas guerras cotidianas con una mujer o dos y somos humillados en público o en privado. Otras veces, nos enfrentamos al campo de batalla y comprendemos que ese combate está perdido o no es nuestro. En esas situaciones, aquellos que son prudentes, se retiran a sus cuarteles de inviernos y esperan por otra primavera, que siempre llega.

Las cosas que no se van

Las flores todavía no han florecido y la soledad me encierra como el aire. Todavía resuena en mis oídos el tronar de la puerta durante la despedida, prólogo de mis pesares. Todo lo anterior no importa, o parece que no importa. Ese beso, esa espera, la lluvia que nos cubría, el sol que no vimos, la inmensidad del horizonte por la mañana. Faltó un abrazo, una caricia, una palabra alentadora, un perdón que no nos dimos. Sólo quedan las fotos digitales, que no se pondrán amarillas. Un poema que nunca leíste y seguramente un regalo que no recibí. Lento,/ pero constante, tu recuerdo se vuelve leyenda y otras cosas ocupan los espacios que abandonaste. Las pequeñas cosas nos consuelan, una hormiga recorre su camino, no sabe que sufrimos.