Ante el Rubicón
Los dados en la mesa auguraban la necesidad de una batalla, incluso para mí, que no creo en el destino. No veía en el horizonte cercano ningún hilo de agua que sea un punto de no retorno. Y sin embargo, mi cuerpo se preparaba para ese sentimiento posterior al fracaso inminente. Tal vez ya estaba combatiendo y todavía no lo sabía; saltar al vacío es un proceso que comienza cuando uno se levanta una mañana. Con la distancia de las décadas puedo verlo claro.