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Mostrando entradas de septiembre, 2011

Isla desconocida

Como muchos han dicho, los presagios son una burla del destino, que nos adelantan las calamidades, un veneno en cuotas. Reflejados en un mapa inesperado, un tesoro enterrado, una sonrisa pasajera de alguna desconocida. Una vez muerto Dios por nuestras manos, algo debía rellenar el lugar que antes ocupaba el sol en el horizonte. Con esas condiciones muchos hemos navegado en el mar de las desesperanzas, con instrumentos inútiles u obsoletos. Otros desconocían el uso de la brújula y el cuadrante y simplemente se desplazaban sin tener a quién rezarle. El futuro estaba escrito en las constelaciones, pero no esas que viven en el cielo, sino sus poco conocidas hermanas menores, formadas por los lunares de tu cuerpo. ¿Qué premio esperábamos de una isla desconocida? Aún no lo sabemos, sin embargo seguimos sumergiéndonos en la aventura. Con un poco de buena fortuna, nuestro viaje puede acabar en el gélido beso de una t

Sentado en un banco

Todo poeta es, al menos en apariencia, un cronista de pequeñas cosas. Como puede ser ese trébol que perdió una hoja en el día menos pensado. O la imagen, tan desoladora, del ave de fuego que es único en su especie y vivirá cientos de años. O la brisa que recorre de manera superficial el verde césped antes de estrellarse contra un árbol para bambolear sus ramas y sacudir su vestimenta para después seguir camino y dejar sin pétalos a una vieja rosa, tan lejos de su tiempo de gloria. No conforme, buscará alguna nuca descubierta y provocará el erizamiento de los vellos de esa persona. ¿Qué estará pensando el hombre sentado en el banco? Quizá en las sombras que amenazan la calma de su vida y que no es capaz de evitar. Tal vez siente una cruda sensación en el estómago vacío de sentimientos que lo empuja a la nostalgia de esas antiguas soledades impenetrables. Puede que no piense en nada, mas no lo creo porq

Armas insuperables

Tenemos en nuestras manos una ponzoña que distribuimos sin darnos cuenta entre determinadas personas. No para herirlos a ellos, sino para que nos hieran.   Tienen varios nombres, entre ellos confianza, amistad y amor. Cada gota que consumamos, porque casi siempre vuelve, abrirá una grieta en lo más profundo de nuestro ser, pero no acabará con nosotros. No es su función nuestra muerte, no es su objetivo ni lo desea, solo intentan dejar un fósil entre nuestros recuerdos. El malestar nos puede postrar, pero los alemanes lo dijeron claramente si no nos mata nos fortalece. Así se endurecerán nuestras defensas psíquicas y biológicas hasta que se construya un muro ya sin lamentos. ¿Eso es todo? Por supuesto que no, varios serán afortunados y no sentirán ningún efecto, otros no tendrán tanta suerte. Pero escondido en el mundo, más allá de nuestro alcance, se encuentra el veneno diseñado para destruirnos.

Roles

Un camino que no lleva a ningún destino es el norte de mi vida, por penoso que parezca. Mis alas ahora son la jaula que me encierra, me aprisiona en una caja sin luz ni visiones. Tal vez las sombras que hoy coronan mi vida sean el prólogo del triunfo o de la derrota. Quizá el fuego o el hielo, la hiel o la espada, la sonrisa o el insulto marquen mi papel, pues un poco somos lo que los demás nos empujan a ser. ¿Cuál será mi personaje en la historia? ¿Teseo o el minotauro? ¿Qué lugar ocuparé en el momento de la espada y la sal? ¿Seré víctima o victimario? Una nube eclipsa por instantes el sol, los libros cambian de colores por la perspectiva. La fría lágrima se volverá prisma que trasmutará un simple haz luminoso y lo convertirá en un arco iris, pero no podremos verlo.

Paralelismos incompletos

En frente tenía el río Rubicón, o su equivalente actual compuesto por los límites de tus deseos. No tenía legiones a mi mando, ni enemigos mortales, tan solo el sueño de una conquista definitiva, fundacional, para construir un imperio. La suerte estaba echada, el juego había comenzado y el puntapié inicial fue un tímido saludo. El tiempo juguetea con nosotros en los momentos de importancia, por eso perdemos noción sobre su existencia. El resto es ampliamente conocido, fui, vi y me vencieron.

Entre cafés

Por momentos sospeche que las lágrimas inundarían tus ojos, cuando era yo quien debía estar triste. Entre Banchs y Benedetti, uno con dos libros el otro con ochenta, interpretaron esta historia, que puede ser la de cualquiera. Una vez elegido el lugar de la tumba, sistemáticamente enumeraste los motivos de nuestro imposible. Así comenzó la matanza, con razones lógicas para disimular nuestra condición animal. En orden aparecían las opciones elegidas para cavar mientras miraba sin tener muchas chances de intervenir. Una mueca en tu rostro era señal de tempestad y no estaba listo para tal tormenta. En cada silencio, el aire se tensaba hasta casi volverse sólido. Duele ver el castillo derrumbarse, pero son las consecuencias de construir sobre arena. El universo es un infinito que se expande y mi corazón   un músculo que se contrae.