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Mostrando entradas de abril, 2012

Perdido en secretos

En el preludio de mi día fui capaz de ver y tocar mi cielo, desde la cobijadora sombra de la noche me parece utópico el sentimiento. Me resta la vida para esperar alcanzar de nuevo ese sol, acariciar esas nubes, contemplar el horizonte. Lo que queda es insomnio comparado con el momento soñado. Aunque se me ocurran algunas metáforas o versos para describir mis anhelos, todo esfuerzo es vano. Me resta una sola cosa por decir. Hay un par de labios tibios que evocan mi nostalgia.

Con buen ritmo

Me he dejado llevar por las corrientes de la vida y el destino al que estoy por arribar no me desagrada. Es cierto que muchas veces hay que bracear para corregir un poco el rumbo. Es cierto que los rápidos asustan. Es cierto que en sectores hay rocas filosas capaces de rasgar la piel. Pero al final de cuentas y casi sin buscarlo las costas traen augurios de fortuna. Me pregunto como tantos, qué le pasará a mi bote cuando llegue al mar.

Metas de la vida

En el horizonte hay un deseo o un sueño (todavía no lo distingo ni lo haré), que todos esperamos. Implacable sube por nuestras piernas, se posa un tiempo en nuestro corazón y luego atenta contra nuestra mente inmolándose para empujarnos hacia él. Puede o no ser distinto para cada uno. Es más, muchos tienen varios, pero siempre están escondidos, expectantes. Nunca nos dejan del todo solos. Ese trabajo de independencia total. La lotería. La conquista de esa rosa misteriosa con la respectiva esperanza de evitar las espinas. Escribir un verso que nos justifique. El reencuentro con alguien que ya no está. Muchas veces sabemos que es una vana utopía, pero es nuestro irremediable motor. Nos arrastra como el río, a veces con sus rápidos, otras suaves como las brizas de verano. Es cierto, a veces no llegamos a destino, pero eso no es pesar profundo en el alma, porque la vida ha sido el camino. Otras, quizá más e