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Mostrando entradas de mayo, 2015

Encerrando los problemas

Pensé que iba a ser la respuesta correcta, por ser la más fácil y evidente. Tomé su foto y a su alrededor dibujé un conjunto de líneas que entre curvas y rectas la iban encerrando. Cuando se volvió imposible salir, contemplé mi obra como a un hijo recién nacido y la escondí en un cajón. Pero los laberintos demandan supervisión primero y sacrificios después. Otros tenían que pagar el precio de mitigar mi dolor y eran ofrendados a la bestia, ya sin forma porque los recuerdos metamorfosean. Tal vez el monstruo ya no exista o quizá nunca lo hizo, pero las paredes del laberinto colman mi mundo. ¿Esperaré guarecido en mi castillo la llegada del héroe, espada en mano? ¿Tomaré acaso la daga y terminaré con el simple papel? Las palabras crean, las palabras nos sobreviven. Pobre Dédalo fui y moriré.

Mientras pintaba

La miraba detrás de la puerta mientras desarrollaba un arte que yo no entiendo, espiando, sin atreverme a entrar. Sentarme y fantasear que alguna de mis palabras la había inspirado era algo que me daba inmenso placer. Pero su talento siempre me resultó casi tan hermético como sus sentimientos hacia mí. Sus enigmas me ponían ante la puerta de un laberinto del que sabía no iba a salir. Una puerta que más de una vez acaricié como a la mejilla de la mujer amada. Y sin embargo nunca entré, siempre huí como el ladrón nocturno, como quien despierta de un sueño que no recuerda.