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Mostrando entradas de diciembre, 2014

Victoria fuera del relato

Se desvanecía el día en cada suspiro y con él se iban las ideas y todos los sueños. En momentos como ese, un trozo de papel se convierte en una puerta para crear un nuevo mundo o destruirlo. Ella miraba como siempre por la ventana mientras la lluvia le cegaba la garganta. Pero esa noche las palabras no acudieron, esa noche las sombras reinaron. -¿Te rendiste así nomás? ¿Sin siquiera pelear?-, preguntó algo sorprendido. Negué con la cabeza, sonreí con suavidad, le sostuve la mirada y le expliqué que la acción vence a las palabras.

Cuando las palabras no pueden contener un sentimiento

La vi trazar círculos en el aire como en un lienzo, mientras exhibía una parte de su alma. Yo era un alma anónima que de forma pasiva se dejaba seducir por un desempeño perfeccionado y depurado. No estaba solo, cientos observaban aunque todos veíamos cosas distintas. En mi soledad acompañada entendí, no sin dolor, que siempre iba a recordar su arte. Como el que quedó ciego recuerda el sol, como el que perdió la audición anhela la voz de su madre. Desaparecí entre las sombras del final, sabiendo que nada serviría para poder expresar lo que sentí.

Una de las sirenas del mar

En su sabiduría, Odiseo se ató a un mástil para poder escuchar el canto seductor de las sirenas. No sin antes cubrir los oídos de los demás tripulantes, para que el hechizo no cayera sobre ellos. Es cierto, la belleza de sus voces y el encanto de lo superficial era cautivante. Las rocas están como sus defectos, escondidos bajo el espejo de agua que al principio solo duplica lo perfecto. El camino hoy me depara un final tortuoso pero no inesperado. Si en algún momento me resistí a las tentaciones, los esfuerzos fueron mínimos y todos los intentos vanos. Conozco los secretos que me deparan las sombras de las melodías. Sé qué destino se presenta ante mí como un castigo pero también como una liberación. Son mis alas las de Ícaro, que decide acercarse al sol más que nadie y morir. Es mi cuerpo el del Minotauro, que se ofrenda a la espada de Teseo. Es mi pluma la del poeta, que retrata a una musa que no le corresponde. Ya se escuchan algunos tonos a la distancia, el viento infla las velas, l

Cuando el viento se lleva la curiosidad

La cadena, una vez más, se rompió y el velo cayó como un conjunto de hojas en otoño. El misterio estaba resuelto sobre la mesa, ya tenía la necesidad de saciar mi curiosidad cubierta. Mi penitencia, que me condena siempre, estaba cumplida y mi pena había sido purgada. Nuevas tareas se alzan en el horizonte, el deseo siempre te arrastra a nuevos puertos con o sin viento. Zheng He, pastor del mar, un día recibió la orden por parte del emperador de dejar de explorar el mundo. ¿Qué invisible mandatario en su plan me incluye para que me detenga? El adiós no es más que un requisito de dejarse llevar por la corriente del tiempo.