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Mostrando entradas de mayo, 2017

En el derrumbe

Se desmoronaba el suelo bajo mis pies sin aviso alguno y el sol, siempre distraído, brillaba sin enterarse. La caída inminente parecía no tener final, aunque una parte de mí la consideraba merecida. "Vivir por la espada te lleva a morir por la espada", me susurré como un talismán. También recordé la belleza de lo que se pierde o de lo que se va, en una infructuoso intento de consolarme. El frío comenzó a cortar mi piel, la humedad en mis mejillas se helaron como cierto corazón que en algún momento fue mío. Veo el final del camino y la culminación de la caída, en breve me despertaré.

Beso de buenas noches

Ella me cantaba canciones para dormir mientras su público era poco más que mi espalda. Le cantaba a un público que de todas maneras no podía ver, porque el alma no tiene color o forma. A lo lejos sonaba algún difuso oso musical de mi infancia o aquella sonata rusa que me describe. La congoja se dibujaba en mis ojos velados con las siluetas de las derrotas o esas confusas victorias. El tarareo involuntario de esos versos que son mis tortuosos amuletos y que escapan de lo que cuento. Me gusta pensar que ella se despidió esa noche con un beso de buenas noches que no recuerdo.

Mis amigos, los vencidos

Los límites del horizonte se desdibujan en líneas que nos recuerdan que todo es un eterno regresar. En el fondo lo sabemos, se ve en nuestros ojos, se siente en nuestros pies. Hay una frase que nadie se anima a decir, pero que casi se puede cortar en el aire. No quedan espadas, ni lanzas, ni palabras para salvarnos. ¿Será este ocaso el final de nuestras historias? ¿Aquellas que en algún momento simularon la gloria? Si nuestro tiempo ha de finalizar, que nuevas historias consigan la redención que nosotros no conseguimos.