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Último poema

Los libros se terminan como se termina la vida, con la tristeza del final. Se publican y dejan de ser nuestros, pero se perpetúan los errores que vivirán hasta la última edición. Las reacciones serán muy divergentes, entre felicitaciones e insultos, nunca faltará el necio sin capacidad que intentará juzgar algo que escapa de su imaginación. También se terminan los amores, culminación de una historia y leña para la creación artística. Las palabras a veces abundan, pero al fin de cuentas, no alcanzaron para evitar el comienzo de este poema. Muchos dirán que fue un error comenzar lo que terminó y creó este libro que ya termina. Yo diré que nunca es un error algo que al morir deja un cadáver combustible de algo nuevo. Nunca es un error lo que nos hiere así porque significa que importó, por más que duela y duela y duela...

Antes del silencio

Caminar separados, en una noche fría, no era lo mejor pero la temática lo exigía. Algunas estrellas escapaban al velo que ofrenda vivir en una ciudad de luces, con sus ruidos, con sus olores. Los esfuerzos, los sacrificios a veces sirven para nada y se hace inminente el final, el fracaso, la derrota. Con el tiempo uno sacará conclusiones, determinará culpas, formará rencores. Pero en el momento la situación suele requerir un esfuerzo desmesurado de compostura, de autocontrol. Los motivos pueden variar: alguien más la espera, el amor se perdió, las diferencias nunca se pudieron superar, estadios diferentes de maduración, rara vez importan. Importan las cuchillas del clima, alguna gota pasajera en un rostro, la imposibilidad de frenar la catástrofe. No es relevante el contexto, los amigos, alguna sombra pasajera de alguien del pasado, las formalidades. Importa tener a medio metro alguien que dice

El desconocido

El calor agobia a los transeúntes como a los tripulantes del colectivo en el que me toca viajar. Se mece como los brazos de una madre provocando el sueño de más de uno, en los que me incluyo. Un joven, de mi misma edad, se sube cabizbajo, llamando mi atención al instante. Algo en sus ojos se me hace conocido, no lo entiendo, pero lo conozco y ya no puedo dejar de intentar saber qué. Camina muy despacio, incluso parece no percibir que el vehículo está en movimiento y que una anciana distraída casi lo choca, dos veces. Solo camina, por el pasillo largo y abarrotado, mirando los cordones de sus zapatillas. Yo lo miro, ya sin vergüenza, la curiosidad me supera, me trasciende hasta un punto inimaginable. Se detiene al costado de un asiento y sigue observando el metálico y gris suelo. ¿Qué es capaz de lograr esa mirada? Mezcla de tristeza y nostalgia. Algún familiar en una situación terminal, es una fuert

Para el recuerdo

Todo don es una carga, que nos arrastra como una roca atada al cuello a las profundidades del mar que es eterno y a veces también brilla. Hace tiempo se ha dicho que las batallas se pierden antes de su inicio, no nos restan ya motivos para seguir. Entonces es cierto, todo lo comentado, el perfume de flores baila en el aire y las palabras comienzan a escasear. Un vago dolor en el pecho impide la entrada de aire y parece que se escuchan ruidos de explosiones. Uno de los dos habla, cuál no importa, pero dice que los abismos aumentaron demasiado como para intentar construir un puente y todo ha de derrumbarse. El resto se pierde, ya nada importa, más allá de alguna sombra que se prolongue como el vestigio cruel de algo terminado. No es fácil matar a un hombre, estamos hechos para resistirnos a la muerte hasta nuestro último suspiro de vida. Sin embargo, me desangro gota a gota y es mi sangre el conte

Muertes evitables

No me sorprende que algunas cosas simplemente pasen y nadie pueda de evitarlas. Por pereza o apatía, indiferencia o negligencia el agua que es la vida inunda rápidamente nuestra guarida hasta ahogarnos. Nada podemos hacer ante la inevitable realidad de apagarnos con el día. Pero no es nuestro único pecado, están también esas otras muertes que no evitamos y que quizá estaban a nuestro alcance su panacea. El sol en el poniente, hay palabras que no supimos decir antes de la solitaria noche como espada en el cuello. Añorar el principio siempre es otro problema, porque es el prólogo del final de una historia, es entender que todo se está terminando. No sentirse mal luego del pedido de ayuda de un desconocido y su respectiva negación. Esconder los gustos o sentimientos para evitar el juicio de terceros, cayendo en un pozo de engaños. Mentir. No ser capaz de amar libremente, por miedo a sufrir después, sufrien

Lo que no se escucha

Llueve pero no es metáfora, el día nos cubre con un cielo impenetrable en la ciudad más gris que de costumbre. En una esquina cualquiera, una joven pareja intercambia opiniones que no llego a descifrar. Pero veo sus posturas, él agacha la cabeza y se le nota cierta congoja en el rostro cubierto por una gorra. Ella tiene los brazos apoyados en la cintura y parece un jarrón con la cabeza un poco inclinada hacia la izquierda. Tal vez las dagas que en su momento penetraron las nubes aterrizaron en lugares estratégicos para disimular las lágrimas. Ella lo mira con ojos comprensivos, pero no es la víctima, él en cambio está sorprendido. Quizá ese día compró una caja de bombones que esperaba darle en el momento oportuno, o un oso de peluche, de esos para abrazar. Pero mira el suelo y parece sordo, aunque tampoco puedo oír lo que ella le está diciendo y que acompaña con movimientos de sus manos. Es posible qu