Cuando las estrellas aparecen despacio
Los límites del camino se desdibujan mientras el paso aumenta y la luna gana el cielo desnudo. Ese lejano susurro retumba como un eco eterno que nace en mi interior, o tal vez en su boca. Un segundo. El ritmo de los suspiros disminuye y mis ojos se acostumbran a ciertas sombras empañadas. Descubro los puntos dispersos en el lienzo negro del firmamento, sin querer los uno. No me sorprende el resultado, pero el resto del recorrido se hará más difícil y lento.