La verdad y las rosas
Se seca el último pétalo de la rosa en esa agónica batalla perdida con el tiempo y el viento. Creció tímida entre susurros de mi boca que alentaban al pimpollo. Floreció sin competencia y brilló bajo el sol durante muchas tardes sin nubes. Pero como todas, después de llegar a su máximo punto comenzó a secarse inevitable y sin paciencia. Decir que el relato es verídico sería mentir sin piedad. Porque evita dar detalles sobre el principio de la rosa o suaviza como una elegía su crecimiento. Casi nunca nadie aclara que las rosas pese a ser hermosas suelen estar llenas de espinas. Ni que su cuidado demanda esfuerzos sobrehumanos más allá de lo racional. Tampoco dicen que el suelo nunca tiene los suficientes nutrientes o la humedad adecuada, por lo que hay que estar siempre pendientes, Y las rosas o La Rosa, van ocupando cada uno de los espacios de tu vida h