El violinista
No voy a negar que en las noches de insomnio mi mente a veces se arrastra a vos. Te imagino en el umbral, al límite del abismo, contemplándolo. Quizá como dijo el filósofo, el abismo también te contemplaba a vos. Pero solo es una ilusión, porque hace años se cortaron las cuerdas del violín, que aún escucho. No puedo negar tampoco que en algún momento creí entender lo que pensaste esa última noche. Quizá ese día en la ruta, cuando con Mendé comprendimos que la vida era una farsa y que no existía el ayer o el mañana. Aunque la verdad es que no y posiblemente busque entenderte hasta mi último suspiro.