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Mostrando entradas de enero, 2011

Necesaria esperanza, ese sueño

Es cierto, el pasado es como un ancla que nos detiene y nos pide tiempo de reflexión. Pero es absurdo retroceder, preferible estarse quieto, ser neutral. El olvido es la peor de las venganzas y el mejor de los perdones. Dar oportunidades es un desperdicio, con el pasar de los años entenderás. Los humanos no cambian, esas es una vieja ley. Quién te ha fallado te fallará otra vez. Sé que es mejor ser traicionado que desconfiar de algunas personas, pero una vez que te mienten ya no es posible volver a fiarse. El mundo se ha puesto en tu contra, tú ponte a su favor, odiar es un gasto inútil de energía. El camino que resta recorrer parece extenso, mira lo que falta y convierte tu vida en un sueño. A pesar de que la esperanza sea esa cosa que nos arrastra a hacer cosas estúpidas cuando todo está perdido. También es cierto, las batallas se ganan y se pierden antes de luchar.

Recursos literarios

Puedo decir que te amo y te extraño o que desde tu partida el sol ya no brilla y las rosas de mi jardín se han marchitado. Soy capaz de afirmar que el mundo se derrumba a mi alrededor y que el cielo palidece de tristeza. Hasta diría que las sombras me han absorbido y que la tierra que piso no es firme. Tal vez se me escape que llueve dentro y fuera de mi casa, incluso cuando mis ojos se cierran. Sólo difieren mis dichos en que la metáfora es una bella manera de expresar el dolor públicamente. Sólo me quedan las dos o tres certezas que acabarán conmigo. Tan sólo el recuerdo de una despedida tras el cristal empañado de mi memoria.

La traidora

Aunque no me crean, hay una traidora entre nosotros. Lentamente se ha colado por las ventanas y puertas abiertas. Nos ha susurrado al oído palabras vanas. Ha abusado de nuestra esperanza. La traidora está entre nosotros. Pero de un momento a otro, después de engatusarnos y convencernos nos traiciona dejándonos a nuestra suerte. Puede cambiar la forma, pero a todos nos abandona. Ya sea con nuestro cabello de plata, recostados en el último lecho. O después de una larga y dolorosa enfermedad. O ante la sorpresa de dos luces viajando veloces en la noche. O burlándose en el sabor de la cicuta. Riéndose de nosotros, observándonos en el Gólgota. O esperando en Kuśīnagara. O burlándose cuando nosotros gritamos: “¡Tu quoque, fili mi!” Como también se burló cuando conquistamos el paraíso, o llegamos a sus muros. Ya les he dicho, ella nos traiciona, irremediable y nos deja desnudos ante la muerte.

Tu mirada

En tu intempestiva mirada hay algo que me mira y me miente. Me dice unas cuentas verdades, pero estoy seguro que alguna no lo es, aunque no sé cuál. Me dice que no necesito espadas fuera de mis versos. Que el mundo posee un lugar recóndito que es capaz de darme paz y está allí para mí. Me murmura que soy capaz de alcanzar el paraíso, aunque sea por un instante. Tu mirada me obliga a creer que no todo está perdido. Que detrás de todo hecho hay una decisión superior que la guía. Que nunca hay nada vano. Me dice que la felicidad no sólo es común sino que nos persigue, intransigentemente, para que sucumbamos ante sus encantos. Tu mirada me observa y me cuenta verdades, pero yo ya no le creo y estoy seguro que al menos una vez me ha mentido.

Conocido amigo

Da gracias por la magia, es un don que no siempre se aprecia. Tantas veces te has enamorado, mas no siempre amaste. Yo creo que nunca. Todas esas sombras que te rodean, no son ciertas y tú sin embargo intentas que las crean. Pues antaño te han dañado mucho y el dolor te ha arrastrado hacia el actual e indefinido estado en el que te encuentras. Un infierno que es extenso como la vida misma. Luchas constantemente contra tu entorno, lo debilitas y te debilitas. Eres consciente de que has perdido hace mucho la batalla, porque la fuerza de tu oponente es infinita, o al menos indeterminable. Mientras que tú eres un hombre que muere con el día y con el frío de las despedidas. El barco abandona la costa y la tierra se hace lejana. Nadie te saluda desde la bahía, nadie te recibirá en la costa. En el cuadro hay una balanza, en cada extremo dos orbes. Por un lado el mundo, con sus premios y oportunidades, sus personas y deseos. En el otro tan sólo una rosa. Están en equilibrio. Yo fui el

Al otro día

Hay un par de ventanas que cierran paso a mis sueños. Son tus parpados, los tiranos. Pero ya nada importa, tan sólo esos momentos en que dos no existía y éramos uno. En mis soledades descubrí las puertas a mí mismo y en los dolores una profundidad que la felicidad no conoce. Tantas personas nos marcan durante la vida y sus huellas son para nosotros como la corriente de agua dulce a la roca que humildemente descansa en la cuenca de un río. El destino de mis palabras ya no tiene sentido, puede ser para ti o para otra persona, con el tiempo uno olvida, en los límites de la memoria, quién es el acreedor y quién el deudor. Sé, eso es claro, que en algún momento quise a alguien, que odie, que tuve amigos, que perdí y gane. Al final de cuentas, eso es la vida. Una larga carrera con un final conocido, dónde lo importante no es durar mucho tiempo, sino hacer valer el tiempo que tenemos.

Caballero vencido

Allí yace el viejo caballero, en su último lecho. Quijano moderno, te hemos visto en millares de travesías y venciendo cientos de lides. Sin embargo, no te valoramos como debimos. Allí yace un soldado de otras guerras, que veía más allá de los problemas de su tiempo. Visionario de otra era, fuiste vanguardia, fuiste victorias, fuiste derrotas, fuiste. El último caballero que veremos yace en su lecho, a un tiro de piedra de la muerte y nada podemos hacer por él y nada hicimos para evitar que los molinos lo vencieran. Allí yace el último de los leales, traicionado por sus reyes y reinas, por sus compañeros de armas, por aquellos que decían quererlo. Nosotros lo miramos. Allí yace el viejo caballero y es una muerte que nos arrastra a todos. Hoy morirá un grande, terrible perdida porque hay pocas expectativas de que otro así nazca. Que el Dios de nuestros padres te tenga en la gloria, servidor derrotado, hasta que nos encontremos nuevamente.

Abandonando el camino

Hoy estuve nuevamente en el lugar dónde todo acabo. Las mismas puertas, las mismas ventanas, idénticas paredes circundaban el lugar. Parece ser que el mundo no se ha enterado que las estrellas ya no brillan. Existen cementerios sin lápidas, flores o muertos y están consignados por la memoria, como una penosa parcela de la historia. Las oportunidades se esfuman, las recibidas o las que se dan. Todo, tarde o temprano se terminará. La paciencia es una cruel esclava que en un momento cualquiera dice basta y adiós, en la misma frase. Ya no llueve, pero el sol no saldrá.   Tampoco hay   nubes, no queda nada. Espero que el día de mañana me depare otros destinos, otros sueños y otras compañías, sino estoy perdido.

Réquiem para un hada (Sobre la Belleza)

"Requiem æternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis" («Concédeles el descanso eterno, Señor, y que brille para ellos la luz perpetua») Había una vez un bosque. Un lugar normal, mucho antes de que los príncipes buscaran aventuras y encontraran princesas dormidas, o envenenadas. Mucho antes de la maldad, de la serpiente en el Árbol, esperando. Aún antes que el mismo Árbol. Era un lugar bastante tranquilo. Los animales vivían en una suerte de armonía tácita, de un fino equilibrio. Fue en este lugar, pre Edén, donde ocurrieron hechos maravillosos que van más allá de la compresión, la triste comprensión dual, que puede tener un hombre común. Todos, o por lo menos la gran mayoría, siempre hemos estado estigmatizados por el blanco y el negro, el bien y el mal, Platón y Aristóteles, Ying y Yang, dualidades que no necesariamente se cumplen en un universo de al menos decenas de millones de colores. En ese mundo distinto vivían las hadas y los duendes. También había otras

Misterios

Hay tantos días lindos en un año, tan llenos de luces y sentidos. En los cuales una caricia es la alegría de saberte cerca y poder pensarte, sentirte, besarte, hablarte, mirarte. Hay tantas cosas buenas en la vida que parece rebalsar de ellas. Están las flores que te quedas mirando cuando regresas por la tarde a tu casa. Ese auto que tanto te gusta, la casa amplia y fresca de tu familia y el color de esa cama, que no es ni la más linda ni la más nueva, pero que es el templo de tus sueños, el guardián de tus esperanzas. Pero todavía estás pensando en aquellas cosas no tan lindas y en esas personas que ya son tuyas porque las has perdido. Aún te falta algo, aún buscas debajo de la cama o detrás de la puerta al volver a tu casa. Pero no hay nada, ya no hay nada.

No pueden eliminarnos

Encarguémonos de matar esa estrella que brilla, cuya luz es sólo un recuerdo de antiguas glorias obsoletas. Una nueva era ha llegado y necesitamos de piernas fuertes para abrirnos paso en los comienzos. Cuando sin palabras te dicen, desde las sombras, que nada vales y que nada tendrás, una parte de ti debe encenderse para mostrar que todo aquello que nadie sueña tú lo puedes hacer. Busquemos un igual entre aquellos que no conocemos y caminemos hacía una utopía que salve al mundo. Me han matado, reviví (no al tercer día) y tengo las armas para una nueva batalla. Tú, levántate y ven conmigo, juntos somos invencibles.