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Mostrando entradas de 2009

Deseo no pedido

El vacío dejado por algo que cambio. Luz en dónde antes había una sombra querida. El desgaste del hasta siempre. La soledad. La atmósfera que genera el saberse solo y mal herido. La foto de tu peor enemigo, que antes era tu amigo. Las cada vez más escasas estrellas en el cielo de la ciudad. Contemplar absorto la luna como medio de distracción o alternativa de entretenimiento. Su rostro observando su tan amada tierra. La estrella fugaz, en viaje rapaz, atraviesa el firmamento. La idea de pedir que regrese todo a como era antes y se mantenga en un status quo permanente. Un segundo de reflexión, al escuchar que de fondo suena una canción que habla de la superación. La certeza que ese deseo que se guardó le servirá de talismán contra las nuevas dificultades que deba afronta en un futuro no muy lejano.

La nueva rosa

Una nueva rosa florece en mi jardín, allí, donde antes estaba la que se marchito con los soles. Los meses transcurrieron; los recuerdos son esas rocas en el cauce de un río y es el tiempo el agua que las erosiona, las desmorona. Las cosas cambian, se renuevan, mueren y la sombra de lo que fue es dispersada por la luz que trae la esperanza de lo futuro. Por reflejo he guardado un pétalo, dentro de un libro, de aquella vieja rosa. Ha desteñido, es verdad, y coloreado las páginas que ahora manchan los dedos. Mas no hay perfume más fuerte que el que emana la nueva rosa de mi jardín.

El Triángulo

Uno se equivoca, porque es humano. Parece que también Dios lo hizo, somos una demostración de esto. Son nuestros errores consecuencias de nuestras acciones o inacciones. Se esconden en las tentaciones, porque tendemos a la debilidad… El joven se arrepintió de no decirle lo que sentía y ahora la perdía. Ella, cegada, había elegido de manera incorrecta y lo sabía. El otro, porque siempre hay otro, solo se interesó en la flor antes de que esta se marchitara, luego es tarde. El viento, como el tiempo, erosiona. Y el error está en que lo que debía ser una línea recta es ahora un triángulo.

Falso profeta

El ave que volando cerca del cielo se incendia, nosotros en el suelo lo vemos como el Fénix en resplandeciente vuelo. Tantas veces cometemos este error, que ignorantes de tal hecho, admiramos fantasmas de gloria infinita que nunca existirán sobre o bajo el mar. Estallan las ofertas de salvación en cada mirada. Pero la prudencia muchas veces, por suerte, nos detiene, mas en algunas ocasiones esto no ocurre e irremediablemente abordamos un barco destinado a hundirse. Seguiremos entonces esperando, como los judíos, a que llegue nuestro Cristo, sin saber, quizá, que cada uno puede ser su propio Mesías y cada uno puede ser el capitán de algún mágico Titanic. A no desesperar, la vida suele ser un juego que nos da muchas sorpresas inesperadas.

El secreto en el relato

Vedado misterio para el vulgo, que de cuestiones de dioses no entiende. Pero nosotros sí, porque estamos más cerca que cualquier otro mortal de ellos. Creamos mundos, puede que por vanidad o por tristeza, para tener dónde escapar. Son estos orbes el resultado de enigmáticas composiciones mentales, que nos acercan a la locura muchas veces. Damos vida, por más que nuestros peones no escapen del tablero, tampoco lo hacen en el ajedrez. Damos muerte, pero no sentimos (casi nunca) remordimientos ni lástima, al menos no aquellos que están, como yo, cerca a lo Eterno, que no lamenta la pérdida de un cabello o la vida de alguien que puede morir. Es este borrador la máxima expresión humana de cercanía a lo Divino. Por otro lado, ¿dudarán mis personajes de mi existencia?

Tiempo perdido

Es catarata, pero no es agua lo que cae. Es algo mucho más escaso, aquello que comenzamos a gastar antes de nacer: el tiempo. Es relativo, bien se sabe que la luz juega con él, como tu conmigo. Es esa lejana estrella, que ayer brillaba tan fuerte, la que no podemos distinguir en la inmensidad del firmamento hoy. Solo tenemos la historia, mientras vivamos, pues en la mortaja no caben ni monedas ni libros. Todo relato es un espejo o un eco de algo que sucedió o sucederá; tal vez nunca, en la nada. La mano que guía nuestro camino, no conoce sobre destinos y tristemente, solo tenemos el tiempo que hemos perdido.

Sombra negra en el alma

Vive el Hombre en todos los hombres. Vive en la memoria de todos los hombres una mujer. Pero no es la que los ama, sino aquella que no los amó. Es la oscura sombra del dolor lo que perdura. Cuando nuestros mayores nos engendran temen dos cosas: que muramos o que nos rompan el corazón. En el alma de todos los hombres hay una Lilith, que en algún momento de su historia dejó una marca que no podrá sanar ninguna Eva. Pero solo un consuelo nos queda, como dijo Twain: “dondequiera que ella estaba (Eva), allí era el Edén” y no hay dolores que opaquen la belleza del paraíso, por más fuertes que sean.

Mal Sueño

Una suerte que se pierde, el cristal de los sueños rotos. Alguien golpea la puerta de tu subconsciente, aunque te sabes despierto. El cosquilleo de tu estomago es normal, estás cerca de algo sobrenatural. Eso que no te deja dormir, dormido, es lo que no hiciste, o lo que sí. Alegorías de cosas que no existieron, fantasmas que no conocerás, pero que en el fondo te aterran. Tu cerebro es el victimario de tu corazón y tú, como mediador, debes soportar el embate violento del ajuste de cuentas. Solo quedan mentiras, que al despertar no recordarás. Eso sí, ten cuidado con lo que despierto haces, tarde o temprano rendirás cuentas, aunque por experiencia, siempre es más temprano que tarde.

Costumbres nuevas

Es ese raro fenómeno, donde somos el espejo de alguien más. Nuestros gestos, nuestras palabras, nuestra forma de ser se funde con las del otro o al revés y somos un espejo. Luego sucede que el objeto ya no está y no hay nada que reflejar, pero por inercia pasamos a ser un eco, un eco distante de ese objeto/sujeto, que se apaga poco a poco. Y dudamos, porque quizá nunca existió ningún objeto, ni un espejo y no hay ecos, solo lo que nuestra conciencia no era y comenzó a ser, por alguna desconocida razón que no vive en la memoria. Esa extraña costumbre nueva, que sí vive en los gestos, en las palabras y en nuestra forma de ser.

Solo sueño

Cada vez me cuesta más distinguir mis sueños de mis recuerdos. A veces dudo si he contado o no algo. Tiemblo frente a personas con las que apenas he hablado, vacilando con respecto a las declaraciones que les he hecho nunca. No hay lugar que no me sea conocido. No hay estrella que no me sea conocida. Si acaso vivo en dos mundos distintos, no entiendo cómo comparten los lazos que son las personas. Tal vez un día no despierte y viva para siempre con alguien que no existió jamás. Mientras me remito a las pequeñas cosas: un día soleado, un vaso de té helado y el paisaje que solo ofrece una rosa.

Los Opuestos

Hoy nos separa el abismo de nuestras diferencias. Mi amor por los textos me pone en la cima de la montaña, tu estas a nivel del mar. Tus gustos, un océano infinito. Mi costa y tu costa no pueden verse, ni tan solo se imaginan. Solo los humanos podemos imaginar. Tal vez los libros, los idiomas, los sueños, te aparten de mí. Tal vez lo que somos se contradiga. Tal vez el blanco y el negro, esos bastos e inútiles colores, se odien. Tal vez el positivo y el negativo sean distintos, pero eso no quita que los polos opuestos se atraigan.

Cinco minutos

El paisaje que solo el crepúsculo es capaz de ofrendar. El vaso de agua medio lleno. El rocío de la lluvia que pasó. El fresco del otoño. La brisa del valle circundado por montañas. El rostro que se maquilla frente al espejo. El hombre que se deleita viendo a la mujer que ama, maquillándose en el espejo. Los muebles de roble lustrado. El piso de cerámico francés. El sonido inesperado en la planta baja. El miedo. El breve forcejeo. La ruptura. El estruendo del disparo. El crujir de la carne. El tintineo del cristal roto. El grito desesperado. El grito agónico. La huida fugaz. El llanto de la pérdida. El hombre solo. Una vida que cambia rotundamente en un instante.

Un Mensaje

Puede que perdieras al pobre pero el tesoro que ganaste a cambio tiene que ser suficiente para que no mires atrás. Difícilmente el rio del tiempo de marcha atrás, escapando del mar del recuerdo. Todas las estrellas cayeron del cielo el día de nuestra despedida y caen todos los días, con la noche. No busques aquello que antes rechazaste y recién ahora valoras, no cometas el mismo error que yo.

Puede que tal vez...

Tal vez hoy me extrañes… Tal vez hoy me ames… Tal vez hoy me odies… Puede que hoy desees mi presencia o no… Tal vez me llores… Quizá me busques… Puede que un día de estos me cruces y no me reconozcas… Espero que al despertarme sigas a mi lado.

El desierto y tu sombra (Eliseo Anderssen)

La foto sobre la mesa, el vago recuerdo. Lo perdido, hace tiempo marchito en el tren de mis sueños, vago recuerdo. La distancia que necesité hoy se hace inmensa. Se han degradado los sentimientos que antes tuvimos, que tuve. Pienso en el hombre que se sacrificó por todos y también me pregunto de qué me sirve hoy, que sufro. La pena puede ser inmensa, pero no es capaz de detener aquello que yo deseo. Estoy solo, en este mar de gente, y lo sé. Puede que dudes de mí, de lo que soy y de lo que fui, mas tienes la certeza de lo que seré y lo que podré alcanzar. Vacío y mítico futuro, lleno de ambiciones y miserias. Las flores posan hoy en mi jardín, se ofrecen a mí, gozosas y deseosas de mi atención. No es lo mismo, no lo siento así, deseo, irónicamente, aquello que me hizo sufrir y los modelos de belleza ya no caben en la mente del perdido soñador. Patéticos somos los humanos, vuelvo a aquel hombre que vio de lejos la Trinidad. ¿Acaso hoy estoy en su lugar? La prueba es difícil, siempre

Se vive por un reflejo

La mentira es mucho más bella que la verdad. Ésta es la realidad, cruda y cruel. Aquella, en cambio, es una reconstrucción abstracta de algo que no existe, una invención donde la imaginación muchas veces vuela libre, sin limitaciones. Tiene mucho en común con la literatura, donde se recrea una ficción. En la mentira, como en letras, hay mucho de vanidad también. Quizá es esa sensación de crear un mundo, de dar vida, que nos pone un momento en igualdad con Dios. Si somos algo, inevitablemente, somos la mentira de Dios, la alternativa a su realidad. Nosotros, invenciones imaginarias, no tenemos la capacidad de distinguir en nuestra sombra en dejo de realidad celeste, lo que para nosotros es Fe o, tal vez, una mentira. Aunque por supuesto, la mentira es relativa, como la verdad, de la realidad que nos toca vivir.

Espejo reflejo

¿Por qué mira como lo hago yo? ¿Acaso sentirá como yo? ¿Sentirá? A veces las tinieblas nos confunden y perdemos el rumbo. No hay guía para nosotros en la noche sin luna. La duda del eco, quién veo que me ve. Sombra de un instante atrás. Fantasma de mi alma. Tontos, perdimos lo mismo, con milésimas de segundos de diferencia. Pero tu mundo no es como el mío, lo sé y lo sabe. Somos opuestos por más que a simple vista nos veamos iguales. El punto que alcanzamos, no significa absolutamente nada y ya ambos sabemos una cosa, y la sabemos bien, que mi muerte antecederá la suya, por solo una fracción de segundo. Una fracción de tiempo. Una instantánea, fotografía del ayer, hoy. Un pequeño relato para mi blog, inédito y surgido de la espontaneidad que caracteriza mi escritura para internet. MSDD

Lluvia

Te antecede el gris y los hombres se deprimen mas yo te amo y sueño contigo. Las plantas te añoran y soy su igual, mis manos son poesía si tu conmigo estas. Perdido me he encontrado desesperanzado estuve y el encapotado cielo a ti me ofrendo. Ignorante y tendencioso desconocía nuestro secreto: el affaire que gobierna mi pequeño corazón. La música intentó conmover mi alma mas perdida estaba fantaseando contigo. Lágrimas de algún celestial ser, efecto del clima, fenómeno mágico. Pierdo impacto al tener que usar el lenguaje verme obligado a escribir algo que no se puede explicar. Te ignore mucho tiempo pero vi en alguien más aquella hechizante verdad que tarde comprendí. Musa vestida de tristeza, guía mis pasos y hazme ver más allá de los sueños.

Última reflexión

La flor se marchito, El día se acabo. Perdimos los sueños Y debimos alejarnos. El día y la noche No se llevan Por eso no pueden Juntos estar. ¿Qué sentimiento guía Al fuego y al agua? Si se chocan uno se extingue Y el otro se evapora. Están rotas las llaves, Que antes tenias, De mi corazón Y de mi vida. Vuelvo al ruedo Buscando palabras Para eliminar El pesar. Es elevado el precio De la resignación Si se sabe derrotado Antes de luchar. Tropezar es humano, Pero buscar la piedra Para volver a hacerlo, Lo es más. Intransigentes estas palabras Cuando me doy por vencido Pero deseo dejar un legado Del cruel Destino. Aunque en retrospectiva Les digo: Mejor intentarlo y fracasar Que no hacerlo y dudar...

POSESIÓN DEL AYER (Borges)+ Agregado

SÉ que he perdido tantas cosas que no podría contarlas y que esas perdiciones, ahora, son lo que es mío. Sé que he perdido el amarillo y el negro y pienso en esos imposibles colores como no piensan los que ven. Mi padre ha muerto y está siempre a mi lado. Cuando quiero escandir versos de Swinburne, lo hago, me dicen, con su voz. Sólo el que ha muerto es nuestro, sólo es nuestro lo que perdimos. llión fue, pero llión perdura en el hexámetro que la plañe. Israel fue cuando era una antigua nostalgia. Todo poema, con el tiempo, es una elegía. Nuestras son las mujeres que nos dejaron, ya no sujetos a la víspera, que es zozobra, y a las alarmas y terrores de la esperanza. No hay otros paraísos que los paraísos perdidos. Míos son los sueños que tuve y que guarde. Las cartas que no entregue. Los cuentos que escribí para retratar a las personas. Me quedan las ilusiones no cumplidas, los besos no dados y los abrazos robados. Tengo el deseo de lo maravilloso, de lo fantástico. Tengo grabado en m

La Venganza

Es igual a una sombra que lo oscurece todo. Si nuestra alma es luz, poco a poco pierde su esencia y se convierte en otra cosa, poseída por ese espíritu tenebroso, arrastrándonos lentamente hacia las tinieblas y el fuego. Somos presas, es verdad, pero a veces nosotros mismos la buscamos, sedientos, cual hombre que vaga perdido en el desierto en busca de un sorbo de agua para poder sobrevivir, para despertar al día siguiente. Probable es que seres más desarrollados no posean este tipo de sentimiento que ciega, incluso, las mentas brillantes de nuestra especie. Nos vuelve animales, con la necesidad de satisfacer un deseo bárbaro: la venganza. La posibilidad de escapar es casi nula, porque nuestras limitaciones son casi infinitas, pero si lo meditamos comprenderemos que después de la tormenta suele salir el Sol.

Letras al Silencio

La quietud es un estado fenomenal, donde cosas maravillosas pueden suceder. Todo es calma y paz, no hay nada en este lugar que pueda perturbar los sentidos. Quizá, en el fondo sea muy solitario, pero es absolutamente majestuoso y en él está la Verdad. Sospecho, como tantos otros, que en el inicio todo era así, el estado original, cuando todos éramos uno y uno era nada. Pero en ese momento aparecen, lentamente al principio, rápidamente después, los problemas. Misteriosamente siempre saben dónde estamos. El efecto se pierde y aquello que era hermoso se vuelve horrible, porque ahora estamos solos con nosotros mismos. Si hemos de temer, por nuestra penosa naturaleza, a lo que no conocemos, el por qué le tememos a enfrentarnos con nosotros mismo me incomoda. Será acaso que sabemos, en lo profundo de nuestro ser, que durante nuestra vida no solo buscamos conocer a los demás sino también a nosotros mismos. Entonces el bello Silencio, se vuelve aborrecible, despreciable porque nos revela que

La Puerta

Nuevamente me enfrento a la maciza puerta de roble. Es enorme, hermosa y muy decorada. Posee dos hojas y sus herrajes son de oro. La primera vez que la atravesé, me vi envuelto en miles de problemas y termine aun peor de como había entrado, si eso era posible. Ahora, que creía haber visto la luz, lo que algunos llaman felicidad, me encuentro otra vez frente a mi verdugo de madera. La miro distante, está cerrada, pero no se por cuanto. Puedo evitarla, sí, pero no sería yo, sería una copia cobarde de mi, un clon débil. Los dos caminos que están detrás son terribles, para mí por lo menos, me llevan a la destrucción, no física, pero eso no es bueno. La destrucción física es más fácil de tolerar, de soportar, de aguantar. Los otros tipos, son intolerables, insoportables, inaguantables. El cómo vuelvo al mismo dilema, aunque creo que es la primera vez que me lo planteo, es bastante sencillo de explicar. Al igual que el resto de los hombres, soy tonto. Sí, tonto, como vos, como él, como aquel

Después de la lluvia

El día era gris, como su vida. Aquellos momentos pasados de felicidad, parecían nunca haber ocurrido o eran un vago recuerdo, como un sueño o una fantasía que quizá tuvo. El paso lento, las leves sombras que se dibujan y acompañan la intermitente llovizna y el constante viento, el tiempo y los días. La continuación de baldosas que componen una vereda, marcaban su camino. Intentaba, inútilmente, cubrir sus ojos con su cabeza, bajándola levemente. Estaba condenado a mirar el suelo de manera forzada, aunque no diferenciaba nada del monótono objeto. Lo triste contagia el entorno cuando los deseos son inalcanzables y lo único que se tiene es un rotundo y permanente, casi infinito, no. Otra cosa, más allá de aquello que queremos decir en los momentos inapropiados, es la declaración. El medio no importa, el mensaje lo es todo. De ambos lados. Una que otra piedrita se atravesaba en su camino y eran desplazadas por un puntapié, no muy fuerte. Poca era la gente con la que se cruzo y aún

Castigo en espiral

El muchacho se acercó a su enamorada y le contó una historia al oído. Le hablo de dos jóvenes que hace mucho tiempo se amaron profundamente, tanto que uno no era capaz de vivir sin el otro. Pero sus familias querían impedir por cualquier medio esa relación. Para poder estar juntos, ambos cambiaron sus cuerpos y él fue abeja y ella mariposa. Se amaron y volaron por mucho tiempo, pero sus nuevas familias tampoco aceptaron esa romance e hicieron lo imposible para separarlos. Nuevamente cambiaron su forma y él fue árbol y ella jirafa. Se amaron mucho tiempo, pero ni las jirafas ni los árboles gustaban de tal affaire, por lo que conspiraron en contra de los amantes. Las jirafas atacaron al apasionado y los árboles envenenaron sus hojas para la amante. Entonces para escapar de todo ser vivo, él se volvió Sol y ella fue la Luna.

Más que una partida de ajedrez

Moví el peón y mire sus ojos. Estaba totalmente concentrada en el juego. Yo, en cambio, no estaba en ese lugar. Mi mente divagaba lejos, juntaba palabras, armaba frases... Las piezas viajaron y murieron, una por vez. Intente enfocarme, se podía predecir el final. Su reina estaba muy cerca de mi rey. Tantas cosas quería decirle, pero no era el momento. No, no era. ¿La revancha? Idéntica. Creo que en ningún momento me noto a su lado. Por otra parte, la caída de mi caballo y la corrida para proteger a mi rey, la tenían desconcertada. Supongo que no esperaba cosas alocadas de mí. La verdad, no pensaba lo que hacía. Yo seguía lejos. Nuevamente la reina estaba peligrosamente cerca, mire el tablero y vi, en tres o cuatro movimientos, mi final irremediable. Mi turno. Tiro el rey. Mejor retirarse con un poco de honor, que perderlo todo por obstinación.

Condena desmerecida

La Luna reinaba esa noche. Las estrellas, sus siervas inconscientes, la admiraban desde el resto del firmamento. Bailaban, lentamente, bajo la música cósmica de la galaxia. La Tierra, testigo privilegiado, la observa danzar o quizá, sin ser su propia voluntad, acompaña en movimientos coordinados el espectáculo. Atmósfera de relajación y reflexión, el cielo era. La indiferencia destruía todo aquello que ame alguna vez. La gravedad, victimario de la desolación presente, presionaba mi pecho contra el suelo, tratando de desgarrar mi corazón que no paraba de latir. Suave prisión, este cuerpo, de un alma malherida y solitaria. Víctima de un castigo inmerecido y cruel. Condena absurda, tal vez de antiguos crímenes, o error del Juez Supremo… La Luna y yo nos miramos, en silencio, durante mucho tiempo. No lo soporto más y le pregunto: -¿Me darás crédito para la próxima vez?

Tarea a realizar

Se vio en la necesidad de escribir un relato, para gratificar a alguien. No se le ocurría ninguna idea y los temas que por lo general manejaba no eran del agrado de la mayoría. La muerte, la angustia, la perdida, eran tópicos recurrentes en sus trabajos. ¿Por dónde empezar? ¿Qué decir? ¿Qué hacer? Las preguntas vagaban alrededor de su mente, ideas se intercalaban ante sus ojos, de posibles relatos. ¿Hablare de ella? ¿De lo hermoso que son sus ojos? ¿De la belleza de su pelo? ¿De su fascinante forma de ser? ¿Su simpatía? ¿Su inteligencia? Estos interrogantes lo torturaban, el abordar el nuevo proyecto que debía realizar parecía una tarea imposible para un mortal. Los días pasaban y la pantalla del monitor, el archivo de texto, seguía en blanco. Lo comenzó a tentar tratar trivialidades superficiales, que no suman, no para él al menos, pero que quizá… El tiempo es tirano, como se dice, y el relato se postergaba cada vez más. Llego un punto en que presentarse con algo parecía una vergüenza

Transitar*

Tomó su lápiz y comenzó a escribir. Por su mente vagaba la idea de un cuento fantástico, un cuento de fantasmas. Reflexionó sobre el nombre del personaje principal, el anonimato lo tentaba, pero decidió darle su propio nombre “es excelente para la obra” se dijo. Así relató, de manera breve y sin muchos detalles, como suele ocurrir en los cuentos, la vida de Héctor. Un joven escritor, que soñaba con publicar su libro de poesía. Sin embargo, la suerte y su evidente falta de talento, lo mantuvieron alejado de su sueño. Pero, como sucede comúnmente en las historias, un día las cosas cambiaron. Así conoció, o mejor dicho, descubrió el amor, que algunos, mal a mi entender, denominan “el amor de la vida”. Pero no sólo su corazón cambió, su inspiración se vio afectada también; todos, siempre, necesitan una inspiración para poder hacer que sus obras, sean cuentos o cualquier otra cosa, se conviertan en espectaculares, mágicas. Para muchos escritores, el amor, o la persona amada, es esa musa nec

Nuestras Torres*

La mente humana, puede compararse con una torre. Cada humano, posee su propia torre. Las hay altas y esbeltas, bajas y retaconas, las hay inclinadas… A veces, sirven de faro para los demás, para los que bajan de su torre y buscan consejo en otra. En ocasiones sirven de trampas para los incautos, porque algunas torres, difíciles de alcanzar, son imposibles de abandonar. Yo pensaba, que más difícil que llegar a la cima de la torre que me pertenece, era alcanzar el umbral de otra torre, pero nada tan apartado de la verdad. Conozco un mundo, uno que no se puede ver, tocar, no se puede oír ni oler -aunque esto no le resta la posibilidad de existir-, donde una gran llanura tiene millones, quizá miles de millones, de torres. Todas diferentes, hechas de diferentes materiales o incluso de varias formas. Algunas tocan las nubes y otras son tan altas como una casa, pero todas hermosas por si mismas. Muy escasas, pero no inexistentes, son las montañas. No rodean la llanura, ni se agrupan en cordon

Aceptar*

Llevaba su traje negro y una corbata azul. Le costó bastante abrir la puerta pero no a causa de su picaporte, ni porque estuviera cerrada. Cada paso, cada inhalación, lo hacían estremecerse, eran descargas eléctricas a través de su cuerpo, el temblor se extendía de manera pausada pero constante. Lentamente se acerco a la habitación donde se encontraría con la imagen que temía. Se lamentaba, internamente, el haber aceptado ir. En su mente se presentaban infinidad de preguntas, pero estaba bien que él estuviera en ese sitio. Sin embargo no esperaba que fuera tan duro de afrontar. Todos estaban reunidos, pero separados. Sucede seguido que las personas se agrupan por apellidos. No conocía a la mayoría, que apenas repararon en él. Se acerco a un grupito, luego a otro, hasta que vio a la Tía, la preferida. Le gustaba esa tía, a él le hubiera gustado tener una tía o un tío así. De esos que se desvelan por los sobrinos, los siguen a todas partes y están pendientes como si fuesen sus propios hi