Autómata V

Los muros
de mi celda
no son demasiado altos
y no hay techo.

Tiene amplios ventanales,
prácticamente mi jaula
es de cristal.

Veo y escucho
todo lo que ocurre,
por alguna cruel broma
de mi captor.

En un principio,
la conquista
por parte del autómata
fue violenta y arrebatadora.

Pero mientras más se acercaba
a donde me encontraba,
fue disminuyendo su belicosidad.

Y al verme,
espada en mano,
decidió encarcelarme.

Tal vez porque mi reflejo en sus ojos,
es un espejo de lo que ahora soy. 

Y él es a su vez un reflejo mío.

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